Las imágenes de las focas bebé apaleadas en Canadá no necesitan de ninguna explicación. A finales de los años 70, Franz Weber invitó a Brigitte Bardot a visitar los témpanos de hielo de Terranova, para protestar contra la brutal matanza de estos animales de piel blanca.
Las imágenes dieron la vuelta al mundo y consiguieron su primer gran éxito: Canadá prohibió matar a las pequeñas focas blancas, las recién nacidas. Pero las matanzas no cesaron. Cada primavera, los cazadores seguían asesinando a las más de diez mil focas jóvenes, con apenas unas semanas más de vida que los bebés de piel blanca. Aún así, la Fundación Franz Weber no soltó la cuerda.
Cuando en el año 2006 un miembro del Parlamento Europeo, junto a varios periodistas de diversos países, acompañaron a Vera Weber a visitar la zona de la matanza en Canadá, pudieron ver de primera mano cómo, en las banquisas, se seguían cometiendo atrocidades contra los animales. Pero la historia no acaba ahí. Los testigos europeos se convirtieron en víctimas de agresiones muy peligrosas por parte de los mismos cazadores de focas.
La respuesta de la UE no se hizo esperar. Los parlamentarios, indignados, pidieron que se ejecutase un embargo en contra de productos procedentes de tales prácticas. El Parlamento Europeo votó a favor. Fue un triunfo simbólico y a la vez revolucionario de la Fundación Franz Weber (FFW) en la protección de los animales. Pero… ¿y Suiza?
1 de abril de 2017: ¡Por fin se ha logrado! Tras años de debate, entra en vigor, también en Suiza, la prohibición de importación de productos derivados de focas. Es el resultado del esfuerzo realizado por la FFW desde 1975 hasta hoy, desde que comenzó su lucha, incansable y en primera línea, por el fin de la brutal matanza de focas en Canadá.
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