El pasado mes de noviembre, tuve el privilegio de viajar a Argentina para conocer a nuestro equipo, a los animales y los nuevos terrenos del Santuario Equidad.
Al llegar a Equidad, ya era muy tarde y todo el mundo dormía. Los últimos kilómetros del viaje fueron pura aventura. Nuestro veterano empleado Santiago Zapata, -que me recogió en el aeropuerto-, giró con su jeep hacia un camino de grava. Durante casi una hora condujo por una carretera llena de baches, siendo nuestra única fuente de luz los faros del coche. Miré fascinada la carretera, ya que de vez en cuando aparecían algunos pares de ojos brillantes. Eran chotacabras de cola de tijera (Hydropsalis torquata) que dormían en la carretera por la noche; y en el último momento salían volando.
A la mañana siguiente, tras reunirme con Alejandra García, la directora de Equidad, y los actuales voluntarios argentinos, salí al exterior. Era un día ventoso y el cielo gris anunciaba una tormenta. Me dirigí hacia el prado que hay justo enfrente y escuché un suave trueno que se hacía cada vez más fuerte. Y, de repente, ahí estaban: una manada de caballos salía al galope de los arbustos, pasando corriendo junto a mí y deteniéndose no muy lejos de mí. Qué gracia y qué fuerza irradiaban: un momento inolvidable.
Una mudanza llena de baches
El camino de grava descrito al principio es la única forma de llegar al santuario. De ahí que se requiera mucha planificación y preparación para transportar a los animales. Es un duro trabajo, y hay que eliminar una y otra vez los baches más difíciles de la carretera de acceso para que pueda pasar el remolque con los animales. Después de cada lluvia -y todavía más en esa época del año que llovía con frecuencia- se necesita tiempo y energía para reparar nuevos tramos de la carretera. Para colmo de males, a principios de diciembre el gobierno local aprobó la celebración de un rally en la carretera que lleva al santuario. Aparte del hecho de que es increíble organizar un evento de este tipo en las tranquilas y casi vírgenes Sierras de Córdoba -¡qué inquietante para los animales salvajes! – esto supone de nuevo muchas horas de trabajo de reparación antes de poder empezar a pensar en otros transportes.
Todavía queda mucho trabajo por hacer
Todavía queda mucho trabajo por hacer, no solo para transportar los animales restantes, sino también para mejorar la infraestructura. El trabajo más importante – el vallado de las 312 hectáreas de terreno – ya se ha completado. Los gauchos locales instalaron incansablemente vallas a mano con postes de madera y alambre, dividiendo la zona en diferentes secciones. Para tener la opción de abrir secciones individuales para alimentar a los animales y cerrarlas para permitir la regeneración de la fauna, aunque todavía se deberán instalar puertas.
Actualmente, los gauchos están trabajando en el patio para las cabras, los cerdos, las ovejas y la búfalo de agua. Laura y las ovejas son inseparables y, juntas, tendrán un lugar sombreado con árboles y un sitio para bañarse. Los cerdos también necesitan una zona con tierra húmeda para poder cavar a gusto. Junto al establo, donde se almacena el pienso de los animales y los vehículos de trabajo, se construirá un refugio para que los caballos mayores reciban su comida diaria.
Infraestructura para el equipo
Todavía tenemos que mejorar la infraestructura general. Algunos de los tejados tienen goteras; hay que cambiarlos cuanto antes, porque de octubre a marzo,los días de lluvia son numerosos en esta región. Además, hay que completar o sustituir partes de las placas solares para garantizar un suministro constante de electricidad. Para disponer de suficiente agua potable, hay que perforar un pozo y colocar un gran depósito de agua en el suelo. Y para tener espacio suficiente para todos los empleados, voluntarios e invitados en el futuro, tendríamos que construir más casitas.
Experiencia conmovedora
Conocer personalmente a nuestro equipo y a los animales en Argentina fue una experiencia única para mí. Me alegra el corazón ver lo fuertes y agraciados que se han vuelto estos animales, antes terriblemente maltratados, gracias al duro trabajo de nuestro equipo.