Los molinos de viento son verdaderos monstruos. Miden más de 200 metros. A pesar de ello, se les ha instalado en zonas de máxima visibilidad, en la cima de los cerros.
Suiza es un país que carece de viento, pero sin embargo cuenta con gigantes construcciones de hormigón, usurpadores de energía (¡energía gris!) que estropean los paisajes, del mismo modo que las nuevas carreteras urbanas en medio de la naturaleza.
Las turbinas eólicas, además, generan un impacto negativo sobre el mundo animal: cientos de miles de pájaros y murciélagos mueren anualmente al quedar atrapados entre las aspas de los molinos, sus hábitats sufren cambios y se reducen, y a esto se suman otras molestias como la contaminación acústica, que afecta tanto a seres humanos como a animales.
La Fundación Franz Weber y la asociación subsidiaria Helvetia Nostra, llevan a cabo una lucha activa para mantener los cerros intactos, así como el cumplimiento de las normas de protección del paisaje en el marco de estos proyectos. Pero sobre todo, luchan en diferentes frentes de oposición a los parques eólicos proyectados.
De esta manera, y de la mano con otras organizaciones medioambientales, hemos podido impedir la construcción de parques eólicos en el Cantón Waadt, gracias a una estrategia para elevar las quejas o apoyar las peticiones. Así, acabamos de lograr, por ejemplo, la construcción de tres parques eólicos en la región de Creux-du-Van.
Nuestro equipo participa regularmente en las reuniones oficiales sobre los diferentes proyectos del parque eólico de Arco del Jura, para hacer oír la voz de quienes defienden el medio ambiente, y para luchar por el mantenimiento de la naturaleza, el paisaje y la protección del mundo animal.
Conservación
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