13.07.2023
Virginia Portilla

Defender el amor para evitar las guerras

Desde hace más de un año, seguimos los acontecimientos bélicos como si se tratara de una emisión en directo. Si miramos más de cerca, vemos el resultado de una violencia entre seres que se ha normalizado.

Vemos la retransmisión en directo de una guerra como si fuera la final de la Copa del Mundo. Con este nuevo conflicto, observamos a diario con una sensación de impotencia y trivialización alarmante, como crece un monstruoso iceberg de violencia. Pero no nos engañemos: Sólo vemos su punta. Y, sin embargo, es lo que llamamos «guerra».

Paradójicamente, ciertas potencias intentan reunir a las tropas en las trincheras con discursos pacifistas que anuncian el fin de la paz y el comienzo de una época de violencia. Muchos pensamos que, en realidad, la ecuación debería invertirse.

La lucha contra las raíces estructurales de la violencia
Para quienes compartimos esta apreciación, la guerra no es más que la punta del iceberg, el acto final de un drama civilizatorio, el pitido de una olla a presión cocinando a fuego lento a toda una civilización. En nuestra opinión, la guerra es sólo el resultado de un ciclo interminable de violencia normalizada entre los seres. Ésta constituye la base del iceberg y, concretamente, el fundamento de la violencia infligida a los animales por los seres humanos. Las estrategias para trivializar esta violencia completan el constructo.

Forman la capa superficial que hace que la violencia estructural sea impermeable a cualquier apelación a la razón pacifista.

Educación para la paz
Los grupos de presión que se benefician de las sociedades violentas desarrollan incansablemente nuevas estrategias que fomentan esta trivialización. Nosotros nos oponemos a esta realidad: Desde 2012, en el marco de nuestra campaña «Infancia sin violencia», nos comprometemos a proteger a los niños y adolescentes de tener que presenciar actos de violencia contra los animales, como las corridas de toros o la caza.

En este contexto, acogemos con satisfacción las nuevas declaraciones públicas del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas. En ellas se pide a los países que permiten las corridas de toros que mantengan a los niños alejados de estos crueles espectáculos, ya que violan la Declaración Universal de los Derechos del Niño.

Basándonos en esta declaración, nos hemos puesto en contacto con varios cientos de representantes en ocho países y ya hemos logrado avances significativos. Estos avances benefician tanto a los derechos de los niños como a los derechos de los toros y caballos maltratados en los ruedos. Por ejemplo, en Portugal se ha prohibido la presencia de niños en cualquier espectáculo taurino. En México, en el estado de Coahuila, el gobernador prohibió la participación de menores en las corridas de toros. La decisión se tomó unos meses después de que asistiera a nuestra presentación en las Naciones Unidas en 2015.

La unión hace la fuerza
En los últimos meses, también hemos avanzado en España uniendo fuerzas con la Valedora de Pobo y Justicia de Aragón. Se trata de una institución que vela por la protección de los derechos de los ciudadanos en la comunidad autónoma. Esto da más peso a nuestra voz a la hora de convencer a las autoridades para que cumplan el llamamiento de la ONU en favor de la protección de la infancia. Nos basamos en diversos estudios que relacionan problemas emocionales y comportamientos específicos en niños y adolescentes con haber sido testigos de crueldad animal durante su infancia o adolescencia. Varios estudios también sugieren que la participación en actos de crueldad hacia los animales durante la infancia o la adolescencia es un factor importante en el comportamiento antisocial y agresivo y un precursor de la violencia interpersonal en la edad adulta (Ascione, 2001; Ascione et al., 2006; Arkow, 2007).

Más vale prevenir que curar
Al igual que la salud es más que la ausencia de enfermedad, la paz es más que la ausencia de violencia. La paz puede definirse como una cultura de solidaridad, cooperación y coexistencia en medio de la necesaria diversidad. Abarca una relación simbiótica con la naturaleza y los demás seres humanos. La paz se basa en una red de apoyo social y natural establecida mediante la educación y la legislación. Cada día nos esforzamos por alcanzar este objetivo a través de nuestras campañas. A pesar de las circunstancias actuales, creemos más que nunca en la validez de nuestros ideales.

Comparte