Las necesidades de los animales salvajes no pueden satisfacerse de ninguna manera en circos. Esta máxima se cumple sobre todo en el caso de los animales más grandes, como son los elefantes. Además del tamaño de los recintos, también los constantes cambios de lugar, se añaden a una larga lista de problemas. Cada vez más empresas circenses, renuncian voluntariamente a la exhibición de animales salvajes, y no por ello reciben menos visitas.
Asimismo, los elefantes tampoco deberían exhibirse en un zoo, en general, no deberían de vivir en cautiverio. Mara, por ejemplo, es un símbolo de esta problemática. Esta elefanta asiática ha pasado casi 50 años — casi toda su vida — en cautividad, tanto en zoológicos como en circos. Desde 1995, vivía encerrada en un zoo de Buenos Aires (Argentina).
Mara, por ejemplo, es un símbolo de esta problemática. Esta elefanta asiática ha pasado casi 50 años —casi toda su vida— en cautividad, tanto en zoológicos como en circos. Desde 1995, vivía encerrada en un zoo de Buenos Aires (Argentina).
Además, estamos trabajando con mucho ahínco para trasladar al Santuario de Elefantes de Brasil a los ocho elefantes que siguen en cautividad en Argentina. Se ha avanzado mucho en las negociaciones para el traslado de Pocha y Guillermina, dos elefantas asiáticas, madre e hija, que viven encerradas en un pequeño foso de cemento de 200 metros cuadrados en el Ecoparque de Mendoza (Argentina).
La FFW también sigue siendo activa en Suiza, fomentando el apoyo a la petición «¡Animales salvajes fuera del circo!». Ya 26 países en Europa cuentan con limitaciones o prohibiciones para el transporte de animales salvajes en circos.
Bienestar animal
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