El pasado 11 de junio de 2025, el Zoológico de Basilea anunció la muerte de la elefanta Heri (con una edad estimada de 49 años), describiéndola como una “eutanasia necesaria” tras un progresivo deterioro de su salud. Pero detrás del tono aséptico de este comunicado se esconde una verdad inquietante, que la Fondation Franz Weber (FFW) denuncia con firmeza: Heri murió tras llevar un feto muerto en su vientre durante año y medio.
El 11 de junio de 2025, el Zoológico de Basilea practicó la eutanasia a Heri, alegando un deterioro progresivo de su salud, sin mencionar que la elefanta había estado cargando con su cría muerta en el útero durante 18 meses. El zoológico se refiere eufemísticamente a un “nacimiento sin éxito”. Sin embargo, la realidad es que el feto murió a mediados de diciembre de 2023. Heri nunca dio a luz. Fue obligada a vivir con los restos de su cría en su cuerpo, día tras día, mes tras mes, hasta que su organismo no resistió más. Esto no se llama “gestación fallida”; se llama negligencia veterinaria grave, con consecuencias fatales.
Desde 2023, la Fundación Franz Weber venía alertando al zoológico sobre esta situación, ofreciendo la ayuda de expertos en biología de elefantes y bienestar animal. Nuestras advertencias fueron ignoradas, nuestras cartas calificadas de “irritantes e hipócritas”. Poco después, el feto fue declarado muerto y el estado de Heri, crítico. Desde entonces, no se ha dado información transparente sobre los cuidados médicos recibidos.
Hoy, el zoológico minimiza los hechos y justifica la eutanasia por la edad avanzada de Heri. Sin embargo, no se ha publicado ningún informe veterinario. Según Tomas Sciolla, experto de FFW en conservación de la biodiversidad y transformación de zoológicos, “la presencia prolongada de un feto momificado puede causar infecciones, lesiones internas o enfermedades sistémicas. Es muy probable que esa haya sido la causa principal del deterioro de Heri”.
En su comunicado, el Zoológico de Basilea intenta eludir responsabilidades, alegando que no tiene “poder de decisión exclusivo” sobre la gestión de los elefantes, y citando la coordinación de la Asociación Europea de Zoológicos y Acuarios (EAZA) y su programa EEP (EAZA Ex situ Programme). Incluso afirma que los “expertos” que visitaron recientemente las instalaciones quedaron “impresionados”.
¿Impresionados? ¿De qué? ¿De ver a una elefanta anciana y enferma llevando un feto momificado durante 18 meses? ¿De haber introducido a un macho infectado con tuberculosis (Tusker), que fue igualmente puesto en contacto con las hembras? ¿De las tensiones evidentes entre Rosy y Maya, las dos elefantas que quedan, forzadas a vivir en estructuras sociales artificiales, completamente contrarias a la compleja y profundamente matriarcal naturaleza de los elefantes?
Lejos de tranquilizar, este tipo de respuestas expone un sistema fallido, donde importa más la apariencia que el verdadero bienestar de los animales.
Heri no tenía antecedentes de maternidad exitosa, ya había tenido un parto sin éxito, y su avanzada edad hacía que cualquier intento de reproducción fuese especialmente arriesgado.
“Las directrices de la EAZA desaconsejan reproducir a hembras mayores sin partos exitosos previos”, explica el Dr. Keith Lindsay, experto en biología de elefantes. “Y aun así, el zoológico introdujo al macho Tusker en el grupo de Heri sin ninguna medida preventiva. Es, simplemente, una irresponsabilidad”, sentencia el Dr. Lindsay.
El zoológico intenta justificar lo injustificable escudándose en comités, programas y cifras. Pero los hechos hablan por sí solos: en más de 70 años, sólo han nacido cuatro elefantes vivos en el Zoológico de Basilea. Ninguno llegó a la vejez. La última cría viable, nacida en los años 90, murió joven.
Vera Weber, presidenta de la FFW, se muestra consternada por la gestión del Zoológico de Basilea:
“Heri murió tras meses de sufrimiento silencioso. Nos negamos a permitir que su historia se encubra con tecnicismos y justificaciones burocráticas. Heri era un ser sensible, inteligente y social. Merecía algo mejor. Su historia debe ser la última de este tipo. No más elefantes en cautiverio. No más reproducción artificial. Ni en el Zoológico de Basilea, ni en ningún otro lugar.”
La Fondation Franz Weber exige al zoológico que publique el informe de necropsia de Heri y, sobre todo, que ponga fin a su programa de reproducción de elefantes. Se debe encontrar una solución compasiva y rápida para Rosy y Maya. Lo ideal sería su traslado a un santuario de elefantes.
Por último, esta pésima gestión plantea otro interrogante: ¿qué ocurre con el resto de especies en cautiverio? El zoológico planea importar manatíes —mamíferos marinos que comparten un ancestro común con los elefantes. La historia de Heri debe servir de advertencia: antes de encerrar a más animales, debemos aprender a proteger y cuidar adecuadamente a los que ya tenemos. La FFW pide al zoológico que abandone esta idea descabellada.